La evolución del hombre desde su aparición en la tierra, dependió de muchos factores. El entorno, el cual se modificaba en la medida que el medio ambiente cambiaba. Genéticos, que trasmitía rasgos y adaptaciones pequeñas al mejor estilo de la evolución de las especies. Pero lo que realmente impulso su paso de manera acelerada a lo que somos hoy en día fue la comunicación. El proceso de aprendizaje trasmitido de padre a hijo, las pinturas y marcas sobre las piedras, el lenguaje, las canciones que contaban historias, la escritura, la imprenta, la radio, los medios, internet y ahora las redes sociales.
Para el hombre común trascendencia es igual a descendencia, desde el hombre humilde y sencillo que ve en un hijo le posibilidad de vivir lo que no se pudo ser, del trabajador incansable que desea que su familia tenga lo que no tuvo el, del adinerado que lucha para que la gente no diga tan bueno él y los hijos no sirvieron para nada y por supuesto los que se dicen mis hijos tienen que ser mejores que yo.
Es por esto que la educación en valores es la base del verdadero hombre nuevo, el que piensa, analiza, discrepa, desarrolla, intercambia y crea, es el que puede no creerse dueño absoluto de la razón y ver a otros como seres humanos, que pueden aportar y ver las soluciones que como colectivo necesitamos.
El año pasado escuche a tres jóvenes recién graduados de bachiller, con sus franelas todas pintadas, eufóricos, sobre de que iban a estudiar, uno de ellos llamo mi atención cuando dijo que no iba a estudiar más, por lo que sus compañeros le preguntaron con dejo de dolor, ¿Por qué?, Juan si tus padres todavía te pueden ayudar, a los que respondió ¿para qué?, ¿para trabajarle al gobierno?, para trabajarle al gobierno no es necesario estudiar, mi tío nunca estudio trabaja con el gobierno y tiene tremenda camionetota.
Imagine a uno de sus hijos pensando así, imagine a un trabajador apagando una cosechadora, porque a mí me pagan es por un horario y si trabajo más me están explotando, imagine a un ingeniero informático desarrollando sistemas de comunicación, mientras se prohíbe comunicar algo diferente a lo que piensa el líder, imagine a un chef enseñando como cocinar recetas con lo que hay, o tener que ver películas que no vengan del imperio y no tengan “mensajes incómodos”.
Pues deje de imaginar, esto ya ha pasado y sigue pasando en países donde el único que puede trascender es el líder, el único que tiene la razón es el líder, el que piensa e impone es el líder. Como le pasó al principito cuando llego al planeta del rey y este dijo Oh, ha llegado un súbdito y este le pregunto, ¿Cómo sabes que soy un súbdito?, y este dijo porque soy el rey y todos los demás son súbditos. El principito no entendió pero nosotros sí.
Pero existen líderes que no están dispuestos a soportar las humillaciones y la destrucción progresiva de los valores democráticos familiares y educativos, o quizás solo quieren mantenerse en la palestra pública, por demás, los comunes solo estamos luchando por trascender el tiempo
martes, 23 de febrero de 2010
Trascendencia en el tiempo
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