De todas las profesiones y vocaciones, la de ser medico estoy seguro está entre las más difíciles y riesgosas de todo el mundo, a esto aquí en Venezuela se suma el ataque a las universidades públicas, que año a año son sometidas a recortes presupuestarios que ponen en riesgo la formación de personal docente, la investigación, crecimiento, desarrollo y prevalencia de la universidad en el tiempo.
Muy aparte de las consideraciones inherentes a la universidad, el estudiante en formación que es la base del sistema de salud, sufre las calamidades que vivimos todos, en un país donde la inseguridad se cuela hasta los quirófanos. La inflación y la situación económica han propiciado abandono en una carrera que es realmente larga, sin sumar la rural (Art.8) y la formación como especialista. Este futuro medico, formado con amplitud de criterio y libertad de pensamiento, no es ajeno a la dinámica política, lo que le lleva a luchar por presupuesto justo, seguridad, condiciones, garantía de trabajo, democracia y libertad. Ya que las enfermedades no discriminan ideologías y la salud junto con la calidad de vida son derechos universales.
Por esto el sistema de salud como cualquier área de servicios, que debe crecer acorde con el crecimiento poblacional, precisando planificación en presupuesto, infraestructura y formación de material humano. Y es allí donde se deliberadamente lo crean o no, se comenzó a destruir a paso de vencedores el sistema de salud, hace diez años la lucha por un cupo en un postgrado de cualquier especialización era férrea en base a promedios, credenciales, tiempo de internados asociados al postgrado, publicaciones y otras.
Hoy quedan muchas vacantes en los postgrados a nivel nacional, que hizo el gobierno restringió por no decir elimino las becas de estudios a postgrado, haciendo imposible, a un medico cuya situación lo obliga a ser productivo, someterse a tres años más de estudios con dedicación exclusiva y como se dice en la calle, pelando. Esto obligo a los postgrados a pedir una carta de financiamiento, en su mayoría era hecha por convenios con gobernaciones o institutos del gobierno, que a su vez permitiría filtrar a los no adeptos al líder. Triste pero es así.
La escasez creada a propósito permitió parte de la justificación, de un convenio con cuba, donde ellos nos alquilarían unos esclavos de su aparato de salud, ideologizados fieles al comandante, que podrían sustituir a los líderes naturales de los barrios y pueblos, nuestros médicos. A un costo conservador de diez veces más de lo que cuesta formar médicos venezolanos. Pero que de cosas, el sistema de salud no mejora y como dice la historia siempre hay algunos esclavos que se escapan.
Muy aparte de las consideraciones inherentes a la universidad, el estudiante en formación que es la base del sistema de salud, sufre las calamidades que vivimos todos, en un país donde la inseguridad se cuela hasta los quirófanos. La inflación y la situación económica han propiciado abandono en una carrera que es realmente larga, sin sumar la rural (Art.8) y la formación como especialista. Este futuro medico, formado con amplitud de criterio y libertad de pensamiento, no es ajeno a la dinámica política, lo que le lleva a luchar por presupuesto justo, seguridad, condiciones, garantía de trabajo, democracia y libertad. Ya que las enfermedades no discriminan ideologías y la salud junto con la calidad de vida son derechos universales.
Por esto el sistema de salud como cualquier área de servicios, que debe crecer acorde con el crecimiento poblacional, precisando planificación en presupuesto, infraestructura y formación de material humano. Y es allí donde se deliberadamente lo crean o no, se comenzó a destruir a paso de vencedores el sistema de salud, hace diez años la lucha por un cupo en un postgrado de cualquier especialización era férrea en base a promedios, credenciales, tiempo de internados asociados al postgrado, publicaciones y otras.
Hoy quedan muchas vacantes en los postgrados a nivel nacional, que hizo el gobierno restringió por no decir elimino las becas de estudios a postgrado, haciendo imposible, a un medico cuya situación lo obliga a ser productivo, someterse a tres años más de estudios con dedicación exclusiva y como se dice en la calle, pelando. Esto obligo a los postgrados a pedir una carta de financiamiento, en su mayoría era hecha por convenios con gobernaciones o institutos del gobierno, que a su vez permitiría filtrar a los no adeptos al líder. Triste pero es así.
La escasez creada a propósito permitió parte de la justificación, de un convenio con cuba, donde ellos nos alquilarían unos esclavos de su aparato de salud, ideologizados fieles al comandante, que podrían sustituir a los líderes naturales de los barrios y pueblos, nuestros médicos. A un costo conservador de diez veces más de lo que cuesta formar médicos venezolanos. Pero que de cosas, el sistema de salud no mejora y como dice la historia siempre hay algunos esclavos que se escapan.