Desde que los perfiles psicológicos se empezaron a usar de manera científica, estos han sido una herramienta importante, junto a la criminología, y las ciencias forenses, para la lucha contra el crimen, ya para 1876 Cesare Lombroso en su libro “El hombre delincuente”hacia una clasificación de los criminales, como Natos, enfermos y criminaloides, pero fue Hans Gross “Psicología criminal” 1968, que estableció, que al criminal ha de ser comprendido, según el delito que comete, y que la atención se debe centrar a la conducta del delincuente, teoría que llevo al FBI en la década de los 70, a perfilar su primer sospechoso y atraparlo con éxito, dando como resultado las unidades de análisis de comportamiento.
Para los latinos y en particular en Venezuela, no es muy común ver casos de asesinos y violadores en serie, ni de psicóticos ó terroristas, en parte por la proporcionalidad con respecto a la población, y por los altos índices de impunidad, lo que lleva a apresar a una persona por un crimen, sin determinar cuántos de estos, ya lleva en su conciencia durante los años pasados. Sin embargo los perfiles son de mas utilidad cuando los motivos comunes para el crimen están ausentes, y es aquí donde el robar, maltratar y estafar, se vuelven felonías de orden diario, mas cuando se han arraigado anti-valores en la sociedad, y se escuchan cosas como “Si yo no tuviera que comer, también robaría” aunado a los ejemplos de que ser rico es malo, pero quien está en el poder lo tiene todo y sin costo, cuando se protesta públicamente, por la extorción de los funcionarios gubernamentales de uniforme, lo cual es una práctica cotidiana en todas las vías del país.
Por lo que perfilar a un Pran de una cárcel, ó al jefe de la mafia que introduce las armas al penal, es fácil, al igual que a los responsables de la red de corrupción y tráfico de drogas, los ciudadanos comunes sabemos quiénes son sin haber estudiado en Quántico Virginia, lo difícil es perfilar al malandro común, el que nos asecha en cada esquina ó nos busca en casa para mayor comodidad, para combatir esto las policías se han dado a la tarea de contratar personal con un altísimo perfil violento, para contrarrestar a su oponentes en la calle, a veces sin medir, quien realmente es ese oponente.
El problema radica que los venezolanos y en particular el malandro - Sujeto de estudio - tenemos un vestigio genético - Recuerden que descendemos de una mezcla atípica de personajes que vinieron a conquistar el nuevo mundo, incluyendo piratas – que se manifiesta mas en uno que en otros, pero que me he dado a la tarea de llamar los niveles de “Malandrocitos”, los cuales son como los midclorianos detectados en los caballeros Jedi de la saga La guerra de las Galaxias. El poseer un alto nivel de Malandrocitos, te permite sobrevivir a las guerras de pandillas, a cuchilladas múltiples, caídas de gran altura y escapar a 5000 Guardias Nacionales que te tienen cercado en un penal, pero no solo esas estrella tiene Malandrocitos, también los tienen algunos motorizados, sindicalistas e incluso diputados.
Es por esto que ante un problema tan complejo como el carcelario, el gobierno, siguiendo la misma teoría que con los policías, han decidido nombrar un funcionario cuyos niveles de Malandrocitos, además de permitirle insultar sin ningún desparpajo y golpear a un comunicador social, en su propio estudio de grabación - en vivo – lo ponga al “nivel” de sus interlocutores reos - Procesados o no – para así resolver la situación.
Cuanto daría el equipo de “Criminal Mind” la famosa serie de televisión, por tener a esta nueva Ministra entre su equipo de perfiladores y así resolver sus casos más expeditamente, ya que además de los Malandrocitos, contaría con un arma que ni el Dr. Reíd posee, la posibilidad de hablar el idioma de los sospechosos, porque al no entenderlos, entraría ella y diría, déjenmelo a mí, porque I Tokin Malandro Tu