Se ha puesto muy de moda saludar a algunas madres, mas
cuando la educación se antepone a los sentimientos de frustración, y se cree
que todas las personas ven en su madre algo inmaculado, digno, puro, y atesoran
en una madre la conexión con la vida, con sus raíces y con Dios, porque
exceptuando las civilizaciones - Por así llamarlas de alguna manera – donde la
mujer es solo un objeto para la reproducción del hombre, o es un ser de
segunda, el papel de la madre, es mucho más que la crianza, es el respeto por
las buenas costumbres, el amor infinito e incondicional, la medida para nuestros excesos y el espejo
donde se refleja lo que debemos ser como seres humanos, el sentido del
desprendimiento de lo material por el amor, el sacrificio de la comodidad por
la salud de un hijo, el silencio de un dolor por la sonrisa de la familia y
hasta el ocultamiento de una dolencia, a cambio de la despreocupación del ser
querido.
Cuantas veces no han escuchado:
Mi mama es una santa, mi mama es lo más sagrado, pero ¿Cuántas personas
realmente hoy en día lo dicen y lo sienten? ¿Cuántos ya ni siquiera lo piensan?
¿En qué momento abandonamos el temor a dejar mal a nuestra madre, este viva o
muerta? Todos los que andan por el mal camino también tienen madre, pero, ¿Qué
pasa cuando dos jóvenes para saludarse lo primero que hacen es mentarse la
madre?, o ¿Qué piensa quien asesina y sabe que su madre terminara llorando por
él y pasara por la penuria de ir a visitarlo a la cárcel? Sin ir muy lejos,
¿Qué pasa por la mente de quien envía a la cárcel a alguien por razones
políticas? ¿Qué estos no tienen madre o que la de ellos no será manchada con
sus mala acciones?
Afortunadamente somos más los que
tenemos claro que primero Dios y luego a nuestra madre, los que no se nos
ocurre pensar: No importa que me saquen la madre, los que siempre la tenemos
presente, los que no somos perfectos, pero aspiramos a serlo para ellas.
Una de las formas de saber si se
está tranquilo con la conciencia, es preguntarse si nuestra madre aprobaría lo
que hacemos, pero claro, algunos dirán que hay gente que no tiene madre, que
son irrecuperables, lo cierto es que cuando alguien le envía “Saludos” a mi
madre, me ocupa reflexión para determinar si es con o sin razón, pero me llena
de orgullo que piensen, que para mi ella es lo mas grande, cuestión que me
motiva a recapacitar o seguir con mas fuerzas, cuando la sinrazón la ataca.
Hace muchos años en un juego
L.U.Z v/s U.C.L.A. de baloncesto en la inauguración de su gimnasio en maracaibo,
nos fuimos a las manos ambos equipos, por razones de juego y adrenalina, en la
confusión nuestro asistente llamado Sócrates - alias Coco – confronto a uno del
publico que se involucraba en la pelea mentándole la madre, al oír esto Coco,
le grito: Tu me estas sacando la madre en juego, o en serio, a lo que le
respondieron con ese típico acento maracucho: ES SEEERIOOO, en ese momento Coco
dijo: Así es, porque con las mamas no se juega, tras lo cual se desato una risa
en el publico y en los jugadores, terminando con el conflicto y reanudándose el
juego.
Desde entonces, siempre que puedo
pregunto, si están sacando a la mama en juego o en serio, mostrando a mi mama
con mucho orgullo, para que quienes quieran la saluden o les envíen saludos,
porque para mí si importa y es algo muy serio, no como para algunos que ni la
nombran.