Para el año 1898, 100 años antes de que se instalara lo que hoy se conoce como socialismo del siglo XXI, en Francia Emile Zola, un renombrado escritor del diario Le Fígaro, inicio la mayor campaña en pro de los derechos de un ciudadano, acusado injustamente de traición, donde se acoplaron los encubrimientos del alto gobierno, con sentimientos antisemitas, convirtiendo el caso de Alfred Dreyfus, en un símbolo histórico de la injusticia en nombre de la razón del estado, y acuñando el termino de intelectuales a quienes destacándose en los ámbitos de la cultura, arte, ciencia y otros, hicieron reflexión crítica a la realidad que vivía su país , logrando ocho años después la reivindicación de Dreyfus, ante una sociedad que cambio gracias a sus intelectuales.
En nuestros días la intelectualidad, no está circunscripta a un puñado de hombres con pocos recursos de comunicación, la información está al alcance de un clic, de un mensaje instantáneo, de un motor de búsqueda, que ponga a la mano lo que piensan y escriben, de manera libre personas de diferentes orígenes, condición social y académica, que coinciden en un razonamiento común universal, basado en los derechos humanos y valores que dictan un rumbo a seguir como sociedad.
Hoy como a finales del siglo XIX, la clase dominante pretende monopolizar la razón e imponerla, con poco éxito, ya que para esto el hombre común no se debe enterar de lo que pasa más allá de su entorno, restando sus posibilidades de exigir, organizarse y sobretodo pensar más allá de lo que dice el líder único y eterno.
Ya no es la falta de agua, de alimentos básicos, de electricidad y otros. Internet y la libertad de expresión, son parte de la conciencia colectiva que hace comprender el porqué de las cosas. Es de entender que ser libre pensador o intelectual en este país, no es revolucionario. Emile Zola murió sin ver concretada su acción, aún así es un monumento a la conciencia humana. Eran otros tiempos, hoy el líder decreta racionamiento intelectual. Allá quienes se dejen racionar.
En nuestros días la intelectualidad, no está circunscripta a un puñado de hombres con pocos recursos de comunicación, la información está al alcance de un clic, de un mensaje instantáneo, de un motor de búsqueda, que ponga a la mano lo que piensan y escriben, de manera libre personas de diferentes orígenes, condición social y académica, que coinciden en un razonamiento común universal, basado en los derechos humanos y valores que dictan un rumbo a seguir como sociedad.
Hoy como a finales del siglo XIX, la clase dominante pretende monopolizar la razón e imponerla, con poco éxito, ya que para esto el hombre común no se debe enterar de lo que pasa más allá de su entorno, restando sus posibilidades de exigir, organizarse y sobretodo pensar más allá de lo que dice el líder único y eterno.
Ya no es la falta de agua, de alimentos básicos, de electricidad y otros. Internet y la libertad de expresión, son parte de la conciencia colectiva que hace comprender el porqué de las cosas. Es de entender que ser libre pensador o intelectual en este país, no es revolucionario. Emile Zola murió sin ver concretada su acción, aún así es un monumento a la conciencia humana. Eran otros tiempos, hoy el líder decreta racionamiento intelectual. Allá quienes se dejen racionar.