Sé que puede sonar discriminador,
da golpe de oído hablar de gente fea, y aunque todos piensen que todos somos
bonitos, la verdad es que no es así, hasta Luis Chataing se permitió usar el
estereotipo de Brad Pitt, para representar lo que eventualmente
seria una visión, que tendrían sus seguidores de cómo se ve, no necesitando de una reconstrucción 3-D de su cráneo, ni millones de bolívares
para hacerlo, la verdad es que cada quien se ve a sí mismo según se lo permita
su autoestima, y ve a los demás con el
amor que lleve dentro , con el cristal de la bondad que ve mas allá del cuerpo,
o con el ojo crítico de los estándares más exigentes, los cuales decantan la
belleza al extremo, que solo dejan micro partículas de esta, convirtiéndola en
algo casi imposible de encontrar o medir.
Dicen que al arma secreta de los
feos, es amar como si fuera el ultimo día, cuestión que hacen más por
supervivencia que por convicción, y es allí donde la mujeres “Bellas” no saben qué
fue lo que le vio el tipazo aquel a aquella fea, ni terminan por entender el éxito
de estas con los hombres, a quienes mantienen en sus círculos al punto de poder
escoger a aquellos que son potenciales padres de familia y ejemplos para sus hijos, y es que las feas
no excluyen, tratan bien a los guapos y a los menos favorecidos, ellas saben el
secreto, y este no está en el magnetismo de un perfil griego, ni en los
abdominales de chocolaticos, saben exactamente lo que buscan, un socio en sus
proyectos de vida, alguien que las haga reír, que se mire en el espejo menos
que ellas y que tome decisiones, principalmente la decisión de estar con ella
en las buenas y en las malas.
En el país de las mujeres bellas,
Venezuela, he aprendido que quienes hacen que esto no sea un eslogan sino una
realidad, no son la mises -Las cuales no se les puede quitar lo hermosísimas que
son- el país de las mujeres bellas lo hacen el resto de ellas con su actitud,
con salir arregladas pese al calor y la humedad, con ese perfume de flores que
las hace presentirlas antes de llegar, con la sonrisa que generosamente regalan
diciéndonos, lo hermoso que sería tenerlas tomada de la mano, son ellas de tacón
jean y franela, las que caminando cantan canciones que escuchamos en sus
caderas, las que arrullan a los niños, las que trabajan en la cocina y las que
tiene arrugas y siguen sonriendo como quinceañeras.
Es por esto que hace mucho tiempo
deje de soñar con ser el naufrago que llega a una isla donde solo hay mujeres
bellas, la vida me ha enseñado que la belleza existe y esta no solo se puede
ponderar en medidas de cintura, altura y grosor de los labios, o en liso
extremo o rizos definidos, por mi lado desfilan todos los días bellezas que se
creen feas, las que se preocupan por su nariz, teniendo un cuerpo exuberante,
la que quiere aumentar la talla de sus bustos sin saber que abrazan como nadie,
la que se ve gorda pero es excelente amante, la que piensa que nadie la ve y su
novio la mira como la única del planeta, todas ellas feas a su manera y bellas
a la mía, ellas maravillas de la vida, son las que me han puesto a desear ser
naufrago, pero para llegar a la isla de las mujeres feas, donde la belleza está
en todas partes, donde solo los conocedores seremos felices para siempre.