Las bases de la civilización que hoy conocemos, se forjaron durante miles de años y aun siguen consolidándose, gracias a una herramienta fundamental que ha definido el futuro de la humanidad. La toma de decisiones.
El migrar a lugares con mejores suelos, más agua y clima más tolerable, eran resultado de decisiones básicas e instintivas, que permitieron la sobrevivencia de la especie en las primeras de cambio, luego el tomar la vía de la barbarie o la civilización, la guerra o la paz, la ignorancia o la educación, el odio o el amor, ha sido dentro de los altibajos de cada caso, una lucha constante, donde los valores positivos han ganado terreno y sus éxitos se han reconocido, gracias a un instrumento perfectible llamado ley.
Las leyes siempre han sido objeto de manipulaciones, al extremo de doblarlas hasta el punto de quiebre ó en algunos casos, convertirlas en sí mismas en coartadas para fines inconfesables. Pero para todo esto existen los congresos, parlamentos, cámaras legislativas y en el caso venezolano, la Asamblea Nacional. De la pluralidad, transparencia, eficiencia y control de las mismas depende, el progreso, la evolución como sociedad y el respeto a los derechos fundamentales del hombre, que con tanto esfuerzo y sangre se han logrado después de muchos años.
El poder de elegir a quienes deciden nuestro futuro, es un derecho que algunos pueblos no conoce y que lamentablemente, otros no aprecian hasta que lo han perdido. Allí es donde la responsabilidad individual, la capacidad de discernir, la visión de futuro y la exigencia de respeto por querer algo mejor, se combinan a la hora de votar. Muchas pueden ser las excusas reales o inventadas para eludir el compromiso de decidir, a sabiendas de que el no hacerlo también es una decisión que inclina la balanza a un lado o a otro, pero como en una novela de suspenso, no pueden escapar al momento estelar, todos tienen los ojos puestos en ellos, los amigos, la familia y los desconocidos que a gritos piden su ayuda, para salir de la incertidumbre que no les permite pensar en el mañana colectivo. Lo quieran o no son protagonistas y deben asumirlo, todo depende de ellos, incluso sus propios destinos, ya no se puede eludir, dejar pasar, es el momento hay que votar a pesar de todo.