Desde tiempos inmemorables la ruta por donde pasaba el rey, o en su defecto el gobernante más importante, siempre era acreedor de arreglos especiales, adornos. De hecho en la construcción de los imperios los caminos reales fueron fuente de desarrollo y comercio. En tiempos de monarcas déspotas, lideres barbaros, dictadores y káiseres (con su reich ideológico incluido), se acostumbraba a enviar previamente tropas que apaciguaban por así decirlo a los habitantes aledaños a los caminos que estos decidían recorrer, esto les proporcionaba seguridad y por supuesto las alabanzas y vítores propios de quien ama al líder.
Luego hicimos propio esto, con lo que se llama en la calle el paseo de la reina, (todo se pinta y se arregla por donde va a pasar la reina), incluso se llego a desear que la reina pasara cerca de alguna comunidad para así poder recibir los beneficios. En nuestra IV república la gente se aglomeraba para pedir favores (no había eso de magnicidio y anillos cubanos) y era común que los presidentes se salieran del protocolo, recibieran noticas y desarmaran a más de un estudiante que protestaba con un apretón de manos y la frase les doy mi palabra esto se construirá aquí y así se hacía.
Qué tiempos aquellos, hoy los habitantes aledaños saben que el líder va a estar cerca cuando ya tienen a la casa militar cerrándoles el paso, ya ni siquiera pintan por donde va a pasear la reina (son múltiples los planes, por lo de la persecución del imperio), solo medio arreglan a donde va a llegar. Por mayor seguridad el pueblo que aclama al líder es bien seleccionado y trasladado desde otro punto con atuendo unicolor incluido, para que allí de lo mas tamizado quizás alguno corra con la suerte o desventura de ser interpelado por el líder, y aun así se suceden desazones, que últimamente evita con una canción o un cuento inventado de su niñez.
Hoy millones de venezolanos, miles de comunidades, cientos de líderes regionales y decenas de comerciantes y empresarios, ruegan por que la reina no venga y si es inevitable que no pase cerca, en Caracas se vivió en la propia plaza Bolívar y en Barquisimeto decidió no llegar a su destino en helicóptero, como siempre lo hace a menos que vaya al hotel Jirahara antiguo Hilton (por cierto ruta desde donde divisaba el valle del turbio hoy casi desierto turbio). Entonces vino de la base aérea camino al antiguo éxito, para inaugurar lo mismo, (pero sin éxito en el nombre) por el comienzo de la avenida Libertador, allí vio a mano derecha los edificios habitacionales del Centro Javier, de buen aspecto y de construcción reciente (menos de 10 años) por la empresa Privada y pensó, mira como se construyen centros socialistas habitacionales, que bien lo estoy haciendo. Pero como todo nos es color de rojo, volteo a la izquierda y vio unos galpones y pregunto, QUE ES ESO QUE ESTA ALLI, a lo que le dijeron galpones de la polar, respondiendo de inmediato, PUES LOS SACAN DE ALLI PARA YA, POR QUE ALLI SE VAN A CONTRUIR CASAS. Luego amenazo al gobernador y a la alcaldesa en público para que realizaran sus deseos YA.
Solo que aquí no estaba Jorgito, y el gobernador asumiendo que la orden no la dio el, instruyo a la alcaldesa para que iniciara los tramites del cambio de conformidad de uso en el consejo municipal y así explique el por qué y él para que, a los barquisimetanos que sin desearlo estábamos en la ruta del rey
viernes, 19 de febrero de 2010
LA RUTA DEL REY
Etiquetas:
expropiacion,
historia,
plaza bolivar
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