viernes, 21 de enero de 2011
¿Build on the rock or on the sand?
¿Construir sobre la roca ó sobre la arena?
Hay una frase popular que dice así, ése camina porque ve a los demás caminando. Si algo es obvio al dar un paso es saber donde se va a pisar, ubicar el destino, proyectar el desplazamiento y accionar, también es básico perfeccionar las técnicas en cada una de las cosas que se hacen, incluso practicar aunque algunos se empeñan en hacerlo con los errores, no para superarlos, si no para cometerlos más grandes y en menos tiempo. Cuando esto se hace como conducta con el único fin de imponer un sistema ó ideal desencadenando en pérdida de valores, de la calidad de vida, seguridad y de las libertades, estoy seguro que la palabra digna es la menos adecuada para describirlo. Dignus proviene del latín y significa valioso, y la dignidad es un valor que poseemos por el solo hecho de ser humanos, no viene dada por un individuo o condiciones externas, es de por si el reconocimiento a ser libre, razonar y tomar decisiones de manera crítica para así mejorar su vida y ejercer la libertad en todos los ámbitos.
El nuevo marketing político se ha empeñado en vender la palabra digno en algo que se da y un valor agregado - Especial socialista – haciendo ver a casi cualquier cosa que se la agregue la palabra como apellido, como algo fuera de serie que está por encima de lo antes conocido, llevándolo a un nivel excelencia inalcanzable a cualquier crítica, de allí que los funcionarios públicos digan que sus respuestas son dignas, que las tierras productivas expropiadas ahora son dignas, que las acciones judiciales que favorecen al gobierno son dignas, que el pueblo de Cuba es digno, los damnificados son dignos y ahora hasta la nueva ley para los refugios expresa en su titulo que estos son dignos, ¿pero que hay de dignidad de la dama que no está en la calle a la espera del primero que pasa para vender su cuerpo? ¿Qué hay de la dignidad del que trabajo toda su vida y vive del alquiler del apartamento que compro? ¿Que hacemos la dignidad del universitario que muere a causa del hampa? ¿Y la dignidad de la ama de casa que tiene que decidir comer menos por la inflación? ¿Son la misma dignidad? Ni comparar la de quienes venden su conciencia por dinero o tranquilidad, digno es quien tomo la decisión de salir adelante y buscar un techo para sus hijos y creyendo en promesas busco una solución “provisional” construyendo en la arena, pero como la arena, la dignidad se socava cuando se pide, año tras año junto a miles que la autoridad invierta en la estabilización del terreno, en casas, que lleve los servicios, que los oiga, pero ocurre lo indeseable, gana la naturaleza a la desidia y pasan a ser damnificados ó dignificados, sin entender que quienes intentaron quitarles la dignidad, son los mismos que ahora quieren dárselas.
Son muchas las razones para no criticar - Aunque la lógica lo hace difícil - a quienes construyen su casa en la arena y no en la roca, pero es de vital importancia entender que una sociedad no se construye sobre arena, sobre la base del atropello, la ineficacia, la corrupción, el personalismo, la impunidad, la inseguridad y la mentira en nombre de una revolución. Las sociedades se construyen en la roca de los valores morales, la concordia, el progreso, la justicia, la libertad, el pluralismo, la calidad de vida y el respeto a las ideas.
Al igual que como hace muchos años cuando se plasmo en la biblia -Mateo 7, 21-27-, el hecho no solo es de técnicas de construcción, es de reconocer cual es la arena y cuál es la roca para así empezar a construir la sociedad que merecemos.
Post traducido al Portugues
Construir sobre a rocha ou na areia?
martes, 11 de enero de 2011
De la lujuria y la cerveza, a la perfidia
Cuando Gregorio Magno - Hoy santo de la iglesia católica – por el siglo VI, definió los pecados capitales como aquellos que generan otros pecados u otros vicios, nunca pensó que estos serian utilizados como arma para reprimir a millones de almas a través del tiempo , de hecho la persecución en el caso de la lujuria llego al extremo de prohibir el placer sexual, tanta he sido la fijación de la gente en el pecado de la lujuria, que a pesar de las divisiones en la iglesia la lujuria se mantenía firme como bandera, para el siglo XVI la revolución puritana obligaba a las mujeres a llevar una letra A roja en su pecho, como símbolo del adulterio sin contar los condenados a muerte por este pecado.
No fue hasta la aparición del Austriaco Sigmund Freud y su obra el psicoanálisis, que se le dio cierto rango científico a eso de la sexualidad y el deseo sexual, diferenciando lo que conceptualmente se conoce como lujuria – Excesivos pensamientos de naturaleza sexual – de la estigmatización y persecución del placer como fuente del pecado ó de todo lo malo que aqueja al ser humano.
Mucho antes de las referencias a la lujuria, desde la época de los sumerios - la primera y más antigua civilización del mundo - ya se fabricaba la cerveza, luego los babilonios la considerarían un producto de primera necesidad, sin embargo para la edad media en plena persecución al pecado capital, la producción de cerveza entraba en su etapa de oro.
Así como las creencias de aquellas épocas, la cerveza era oscura y al pasar de los años se fueron aclarando los conceptos de discriminación y persecución en nombre del pecado, aclarándose también la cerveza, hasta tener la tan conocida Pilsen.
Pero nunca falta quien quiera - Retrocediendo en el tiempo - enlazar lo peor de dos mundos, pero buscando ser el descubridor de la causa de la lujuria, en este caso la cerveza. Si el autor del neo-pensamiento del siglo XXI – Socialismo del mismo siglo- ha determinado que la cerveza produce lujuria, y no lo vean como una proyección - Que me perdone Freud – también por “Retroalimentación endógena misma” se ha llegado a la pregunta, de que quien sabe cuántas muertes podrían ser causa de la ingesta de cerveza, y a la conclusión de que el culpable es quien la produce.
A la luz de esta verdad la O.N.U. debería promulgar una ¡resolución ya! El vaticano debe comenzar a pedir perdón no por la persecución en nombre de la lujuria, si no por los monjes que osaron fabricar esa bebida desde la edad media y por supuesto no se hará esperar la declaración de los musulmanes estrictos y otras religiones donde ratifiquen que ellos tenían razón.
Lo importante de todo este asunto, es que si la cerveza produce lujuria, que producirá masticar unas hojas de coca, ó una cuba libre hecha con el mejor ron, que sentirán los Escoceses libando su fino licor, o los que gustan del sake, tequila ó cocuy, porque ni hablar del “éxtasis” que produce un Habano ya que hablar de eso es tachado como traición ó como lo que sienten los venezolanos, cuando se buscan excusas para atacar a la empresa privada manipulando al pueblo. Al final la codicia revolucionaria será la causa de la perfidia sin lujuria y sin cerveza.