domingo, 30 de diciembre de 2012

Las uvas o los mamones del tiempo


Cuando Andrés Eloy blanco en 1934 escribió las Uvas del Tiempo, su musa intelectual estaba recién vestida de libertad y con olor a exilio, ya que recién, había salido de la cárcel por pensar diferente al régimen de Juan Vicente Gómez. Muchas veces la musa se asoma tras las rejas de quienes padecen la persecución política, su inspiración puede ser fugaz, pero los resultados no los opaca el tiempo y las circunstancias, más cuando el aroma de opresión se deja colar en las cárceles, y viste a sus carceleros por encima de su ropaje corderil.
Si un Andrés Eloy Blanco retornara al hoy y reescribiera su poema, con la sal de nuestras vivencias, y en el cuerpo de un preso político, ¿cómo lo reescribiría? Sintiendo ese perenne  amor a nuestra madre mayor, Venezuela. Sería algo así:

Venezuela: Esta noche se nos muere otro año
En esta patria grande: Los malandros están de fiesta
Dianas,  caravanas etílicas, ¡uh ah como gritan!
Claro, como todos se están aprovechando de tan cerca…
¡Yo estoy tan incrédulo, Venezuela,
tan incrédulo! : Pero miento, que  ojalá lo estuviera;
estoy  claro con lo que te paso, y eso es el recuerdo de un año
pasado que en la memoria se queda.
Si vieras, si escucharas este alboroto: Hay hombres
vestidos de locura con boinas viejas,
tambores de cuarteles
fusiles y trompetas;
el halito canalla 
de las mujeres de poder ebrias  
el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
anda por esas calles inventando piruetas 
y por esta balumba en que da brincos 
el gran país histérico,  
Mi incredulidad y tu recuerdo, Venezuela, 
Marchan como dos penas.

Si, con que parte del alma desgarrada, escribiría Andrés sus uvas del tiempo, con qué forma de dolor imaginaria, escribiría en esta noche última del año “Esta es la noche, en todos se ponen en los ojos la venda” los brindis saben a barrotes y las sonrisas esconden el dolor de los que no están libres, a donde nos lleva este cierre de cuentas por querer olvidarlas, Andrés Eloy seguiría escribiendo igual que aquella vez:

Y el beso familiar a medianoche:
«La bendición, mi madre»
«Que el Señor la proteja...»
Y después, en el claro comedor, la familia
congregada para la cena,
con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.
¡Madre, cómo son ácidas
las uvas de la ausencia!

¿Las uvas de la ausencia? ¿Y que de lo que hay, y de lo que queda? ¿Cómo un país se levanta de lo que viene cuando su sangre no entiende? ¿Cuántas casas enlutadas por la ausencia repentina, de una violencia que no termina?

¿Es que acaso la reflexión no llega al vivo pero ausente de todo los que nos pasa? La voz  de Andrés Eloy esta mas vigente: “¡Madre, cómo son ácidas las uvas de la ausencia! “

Ya la dulzura de los meses se fue hace tiempo, ya las uvas no sirven para los deseos más profundos, ¿Estaremos experimentando una involución endógena? ¿Ya no serán uvas si no mamones? ¿Cuantos racimos habrá que chuparse para que alguno de los deseos hagan despertar al de a lado? Porque con las uvas el deseo es rápido y se va en un mordisco, con los mamones luego de tanto desear viene lo amargo del desencanto en un pepazo.
Porque desear no es suficiente hay que hacer, y el final del año o el principio de otro, son buenos para demostrarnos, lo que es bueno, seguir adelante, porque hay gente que quiere ser mejor, hay un año mejor y está en nosotros lograrlo.
No puedo dejar de sentir la tristeza que nos dejó Andrés Eloy Blanco en la última estrofa de su poema, una realidad en 1934 como este año que paso.

Madre, esta noche se nos muere un año;
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta...
Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja
.”

Pero solo usted puede saber si el próximo diciembre en sus manos estarán, las uvas o los mamones del tiempo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Discriminación navideña



Como siempre el inicio de las fiestas navideñas viene acompañado de una serie de rituales urbanos patológicos que incluyen escuchar a guaco, el cuarteto en navidad, a Luis Miguel, y en cualquier caso gaitas, parrandas y música de la Billos Caracas Boys, algunos celebran la primera hallaca de diciembre, el pan de jamón y cualquier cosa que tenga cochino. - Que como saben a evolucionado a  nivel de venado, por lo difícil de cazar -  Sin embargo apenas entra el último mes, el fantasma de las navidades pasadas no deja de atormentar a una gran parte de la población, son los recuerdos de  intercambios de regalos fallidos. - Aquellos en que quien recibió el mejor obsequio, es el que dio un par de medias compradas a última hora -  Los recuerdos de el “Amigo Secreto” conocido en los bajos fondos como el enemigo secreto, por quienes han sufrido sus ataques acérrimos. Esto esta tan arraigado en nuestro subconsciente, que se puede observar a todos los niveles, por ejemplo, regalar petróleo a cambio de habitaciones de hotel, caraotas o anillos de seguridad, son apenas muestras de que en un intercambio de regalos, si las cosas pueden fallar, fallan, y ni hablar de los enemigos secretos que te dan lo que no necesitas, para luego ser premiados en con una gobernación en un estado al que ni siquiera pertenecen.
En mi caso como en el de muchos hombres, los preparativos de la navidad son estresantes, y no son precisamente razones políticas lo que nos lleva al borde de la desesperación, si,  existe un factor común en todo este proceso enervante, las mujeres, ya que las distinguidas damas que nos rodean, han perdido poco a poco, la perspectiva de lo que es la época más bonita del año, aun si no se tienen vacaciones, logrando con o sin intención que el hombre sea menos feliz en navidad que ellas, causando traumas desde su juventud hasta nuestros días,  por lo cual levanto mi voz en señal de protesta, y escribo en nombre de aquellos que no tienen voz por temor a represalias, dejándoles a las mujeres, unas recomendaciones para recuperar el espíritu navideño y evitar hacer sentir a su pareja, como San Nicolás en edificio gubernamental.
No coloque cascabeles en las puertas de la casa.
Esto es muy incomodo ya que entrar al hogar en altas horas de la noche se convierte en un estrés adicional que puede ocasionar peleas fácilmente evitables con un poco de discreción.
Sea prudente a la hora de colocar cojines y adornos en el sofá.
Todo hombre necesita su espacio, no es posible que para sentarse en su propio sofá, haya que hacer malabarismos y terminar relegado a un extremo del mismo, sentado como una señorita del siglo pasado, pero sin falda y lo peor recibir esas miradas incriminatorias, que te ven como un objeto fuera de armonía con la navidad.
POR FAVOR no adorne la tapa del excusado, es decir NADA de forros, flores, renos o duendes.
Si muchas guerras maritales han comenzado cuando de manera inocente un hombre ha dejado la tapa del baño arriba, no saben lo dañino que puede ser a la psiquis, que la tapa no se pueda quedar arriba mientras se intenta descargar el producto del filtrado renal, y es que macho que se respete aborda esa necesidad fisiológica de pie y con la frente en alto, y tratar de hacerlo de lado con una mano sosteniendo la tapa para que no se baje y la otra apuntando, no es el inicio de un buen villancico.
Y por último, no discrimine a quien no quiera ponerse un atuendo rojo por estas y otras fechas.
Ya que la alegría de la navidad es multicolor, no es solo roja, la navidad es el nacimiento de la esperanza, no el sepelio de las ideas, aunque para que esto sea una realidad futura, participar no es una alternativa, es una responsabilidad, porque si no en lo que menos te lo esperes, terminaras haciendo el papel de un duendecillo rojo, sin dialogo, sin ideas y sin gracia, entonces sentirás en carne propia la  discriminación navideña, pero todo el año.