Como siempre el inicio
de las fiestas navideñas viene acompañado de una serie de rituales urbanos
patológicos que incluyen escuchar a guaco, el cuarteto en navidad, a Luis
Miguel, y en cualquier caso gaitas, parrandas y música de la Billos Caracas
Boys, algunos celebran la primera hallaca de diciembre, el pan de jamón y cualquier
cosa que tenga cochino. - Que como saben a evolucionado a nivel de venado, por lo difícil de cazar
- Sin embargo apenas entra el último
mes, el fantasma de las navidades pasadas no deja de atormentar a una gran
parte de la población, son los recuerdos de
intercambios de regalos fallidos. - Aquellos en que quien recibió el
mejor obsequio, es el que dio un par de medias compradas a última hora - Los recuerdos de el “Amigo Secreto” conocido
en los bajos fondos como el enemigo secreto, por quienes han sufrido sus
ataques acérrimos. Esto esta tan arraigado en nuestro subconsciente, que se
puede observar a todos los niveles, por ejemplo, regalar petróleo a cambio de
habitaciones de hotel, caraotas o anillos de seguridad, son apenas muestras de
que en un intercambio de regalos, si las cosas pueden fallar, fallan, y ni
hablar de los enemigos secretos que te dan lo que no necesitas, para luego ser
premiados en con una gobernación en un estado al que ni siquiera pertenecen.
En mi caso como en el
de muchos hombres, los preparativos de la navidad son estresantes, y no son
precisamente razones políticas lo que nos lleva al borde de la desesperación, si,
existe un factor común en todo este
proceso enervante, las mujeres, ya que las distinguidas damas que nos rodean,
han perdido poco a poco, la perspectiva de lo que es la época más bonita del
año, aun si no se tienen vacaciones, logrando con o sin intención que el hombre
sea menos feliz en navidad que ellas, causando traumas desde su juventud hasta
nuestros días, por lo cual levanto mi
voz en señal de protesta, y escribo en nombre de aquellos que no tienen voz por
temor a represalias, dejándoles a las mujeres, unas recomendaciones para
recuperar el espíritu navideño y evitar hacer sentir a su pareja, como San Nicolás
en edificio gubernamental.
No
coloque cascabeles en las puertas de la casa.
Esto es muy incomodo ya
que entrar al hogar en altas horas de la noche se convierte en un estrés
adicional que puede ocasionar peleas fácilmente evitables con un poco de
discreción.
Sea
prudente a la hora de colocar cojines y adornos en el sofá.
Todo hombre necesita su
espacio, no es posible que para sentarse en su propio sofá, haya que hacer malabarismos
y terminar relegado a un extremo del mismo, sentado como una señorita del siglo
pasado, pero sin falda y lo peor recibir esas miradas incriminatorias, que te
ven como un objeto fuera de armonía con la navidad.
POR
FAVOR no adorne la tapa del excusado, es decir NADA de forros, flores, renos o
duendes.
Si muchas guerras
maritales han comenzado cuando de manera inocente un hombre ha dejado la tapa del
baño arriba, no saben lo dañino que puede ser a la psiquis, que la tapa no se
pueda quedar arriba mientras se intenta descargar el producto del filtrado
renal, y es que macho que se respete aborda esa necesidad fisiológica de pie y
con la frente en alto, y tratar de hacerlo de lado con una mano sosteniendo la
tapa para que no se baje y la otra apuntando, no es el inicio de un buen
villancico.
Y
por último, no discrimine a quien no quiera ponerse un atuendo rojo por estas y
otras fechas.
Ya que la alegría de la
navidad es multicolor, no es solo roja, la navidad es el nacimiento de la
esperanza, no el sepelio de las ideas, aunque para que esto sea una realidad
futura, participar no es una alternativa, es una responsabilidad, porque si no
en lo que menos te lo esperes, terminaras haciendo el papel de un duendecillo
rojo, sin dialogo, sin ideas y sin gracia, entonces sentirás en carne propia la
discriminación navideña, pero todo el
año.
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