lunes, 24 de diciembre de 2018

¿Que celebramos?


La llegada de las fiestas decembrinas siempre han sido motivo de alegría, tanto por el recordatorio eterno de la llegada de nuestro salvador, como por la oportunidad de compartir con nuestros familiares y allegados, y que decir de cada vez que escuchamos las expresiones llenas de jocosidad y sabiduría como: ¡Matriculamos! ¡Tenemos trabajo y salud! Es algo que te mueve la fibra fraternal y te enlaza con un auto reconocimiento de tus triunfos y tus merecidos premios de vida. Sin embargo este año no me sentí del todo animado con la llegada de diciembre, de hecho en años anteriores, ya el 15 de noviembre, subía un CD de gaitas, y el de navidad de Luis Miguel al carro, para llenarme de alegría mientras recorría la ciudad, pero este 2018 ni siquiera decore mi casa con adornos navideños, no compre nada nuevo para mí, y no he procurado reunirme con mis amigos, y muy a pesar de todo esto, hoy desde muy temprano mi buen humor me llevo a reflexionar, sobre la importancia de conectarse con las emociones que están atadas por años a estos momentos llenos de tradiciones y compartir familiar.
Nadie lo quiere decir, pero además de lo usual, ¿Qué celebramos? ¿La vida? ¿No haber perdido la esperanza? Nadie quiere mencionarlo, pero que nos llena de felicidad en estos días, ¿Sobrevivir? ¿Qué muy por encima de la ausencia, el que se fue lejos le está yendo bien? ¿Que estar juntos, es como robarle la felicidad al futuro? La pregunta sigue siendo difícil, en un país que se transmuta a uno peor todos los días, ¿Qué podemos celebrar? ¿El presente sobre la incertidumbre? ¿Qué las circunstancias no nos doblegan? Puede parecer muy difícil de explicar, pero sí, tenemos mucho que celebrar desde el lado oprimido, sin sentirse víctima, porque cada sonrisa que brindamos, es una pequeña victoria contra quienes quieren que seamos grises y sumisos, porque cada abrazo que damos a los nuestros, son una señal de que no han destruido nuestros valores, porque cuando compartimos lo que tenemos, transformamos nuestros recursos en abundancia y felicidad, porque cada oración por el que se fue, o el que se quedó, no hace más fuerte en la fe de que saldremos adelante.
¿Celebrar? ¡Claro que sí! Tenemos mucho que celebrar, y es que cada alegría y celebración de alguien de bien, enciende una luz que apaga la fuerza de quienes se arrastran a la obscuridad, celebrar el renacimiento de la vida en la llegada del niño Dios, y en un nuevo año, es decretar que podemos ver hacia adelante, que nos ganamos el derecho a soñar y vivir con un destino mejor a la circunstancias que hoy nos aquejan, y que hemos aprendido a sobrellevar cada golpe, cada cambio, un día a la vez.
Celebremos, sintamos la felicidad de estar conectados, ya sea a lo lejos, o a la distancia de un abrazo, nos merecemos eso, y mucho más. Por eso hoy, tengan por seguro, que con cada minuto de mi celebración, también estarán ustedes, junto a mí, y en mis oraciones, en las cuales nunca faltara mi hermosa Venezuela, un abrazo y feliz navidad.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Viejito sinvergüenza




Hace mucho tiempo caminaba desprevenido por las veredas de mi barrio y a lo lejos divise a un hombre de cabellera blanca de rostro reposado y sonrisa amplia que estaba recostado a una pared, pase y le sonreí, me inspiro ternura y hasta imagine que podía tener nietos de mi edad, un año después vi como la policía lo llevaba esposado a una patrulla y le pregunte al papa de unos de mis amigos que estaba allí cerca: ¿Por qué se lo llevan? ¿Qué fue lo que hizo? A lo que me respondió: Lo que ha hecho durante toda su vida, robar, estafar y fumar drogas. El personaje en cuestión tenía un prontuario policial que incluía 22 arrestos, y condena de diez años de prisión.
Bien me lo decía mi padre a la pregunta: ¿Qué hacen los malandros cuando llegan a viejos? ¿Se dejan de eso? ¿Se retiran? Y me dijo: No, siguen siendo los mismos, solo que más peligrosos, ya que se aprovechan de parecer inofensivos y creíbles para causar más daño.
En una teoría tan retorcida, como la mente misma de quienes defienden lo indefendible, el  expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica culpa del desastre humanitario de Venezuela al petróleo, es decir a los dinosaurios, que signaron con su muerte en nuestras tierras y posterior procesos de descomposición, la aparición según el “ De una especie de veneno para la sociedad venezolana” si, en su visión, todo esto “Deformo la economía y los venezolanos se acostumbraron a vivir de cosas importadas” y gracias a esto, declaro: “ En el campo venezolano no hay nadie, no hay una cabeza de ganado, no hay nada; la gente se fue a las ciudades de la costa y se perdieron los oficios; en esas condiciones, cuando se produce la crisis del precio del petróleo, Venezuela queda descalza porque no tiene producción interna de comida y eso no se arregla por arte de magia” y toda esta inexacta e intencionada habladuría tiene un único objetivo, el cual no oculto cuando declaro: “Lo que está sucediendo en Venezuela no es culpa de Maduro” y no pareciendo suficiente, se atrevió a justificar a futuro, la progresiva destrucción de un país y sus habitantes, a favor de un sistema y respaldando a quien dirige la ejecución del plan, cuando soltó esta aseveración: “Maduro no puede resolver el problema de la comida, porque no se inventan agricultores
No puedo dejar pasar declaraciones tan infames como estas sin puntualizar algunas cosas.
El petróleo no es una maldición, es un recurso que puede desarrollar sociedades, como de hecho lo hizo en Venezuela, hasta que el objetivo de los comunistas necesitaba pasar justo por encima de la eficiencia, normas, transparencia y el control que llevaba la mejor empresa petrolera del mundo, dando como resultado despidos masivos y pérdida de miles de años de experticia y conocimiento acumulado, en todos aquellos que al sonido de un pito en cadena nacional, Chavez condeno al escarnio, propiciando la primera oleada de migrantes que huían del plan castro comunista.
En el campo venezolano si hay gente y cabezas de ganado, y son los que ha sobrevivido a la guerrilla de las FARC, las expropiaciones, la persecución del instituto de tierras, el SENIAT, los robos de sus recursos y ganado, ante la mirada complaciente de las autoridades, en nuestro campo están los héroes que soportan como todas las semanas, hordas que quieren saquear sus fundos, apoyados con armas y logística, y la regulación irracional de precios, es esa misma gente la que llego a producir para exportar decenas de rubros, hasta que llego este virus llamado socialismo, que con la ayuda de comunistas que nunca sufrieron en carne propia, el oprobio y la desesperanza de quienes lo viven como en Venezuela, comenzaron un proceso de destrucción masiva.
Los responsables son  de Maduro, Chávez, los Castros, el alto gobierno, la estructura del partido único, los que miran a los lados pensando que cualquier atrocidad justifica un fin idealista de igualdad que sirve para la caza de estúpidos, también tienen cuota de culpabilidad quienes ven la oportunidad de descargar un resentimiento típico de quien cree merecer todo  sin realizar ningún esfuerzo, los que utilizan el parapeto de una ideología falsa, para consumar sus venganzas personales, o el grupo que ve una fuente inagotable de dinero mal habido y la posibilidad de amparar sus negocios ilícitos en una estructura de poder, y sobre todo quienes desde una realidad lejana negocian la opinión de que un infierno para los residentes, es un paraíso para los turistas con miopía política.
Cuando veo las canas de Mujica con su cara bonachona, su acento musical y su tipo de gente simple, no puedo evitar querer creer las palabras de un abuelo que te aconseja, pero cuando sé que no es un ignorante, que fue un jefe de estado y que conoce de primera mano informaciones que describen al detalle los criminal de la situación venezolana, no puedo más que pensar, que es una persona que no le importa el daño que hace con su complicidad a miles de seres humanos, o que simplemente es un viejito sinvergüenza.

sábado, 31 de diciembre de 2016

La felicidad y el 2017



Hay sueños que no se rompen, muy a pesar de personas, ideologías e intereses, cuyos propósitos riñen con las buenas costumbres, la prosperidad, el desarrollo humano y las posibilidades de ver a los demás, como conexiones necesarias en la búsqueda de una mejor sociedad y país.
Ser feliz no es cuestión de conformismos, si bien es cierto que muchos son felices con lo poco que tienen, esto no significa que hay que tener poco o nada para ser feliz, de hecho, la felicidad no es un número absoluto, es un proceso de auto reconocimiento, que involucra ganancias y pérdidas emocionales, control, manejo y administración de situaciones, que junto a una asertiva actitud, conlleva al placer de dar felicidad, aceptarla y vivirla como una parte necesaria para la salud, nuestras relaciones personales y como objetivo de vida. Proyectarse por encima de las necesidades básicas y ampliar nuestros horizontes a una vida mejor, es lo contrario a quedarse estático, defender posiciones por miedo a perder cosas que, por inacción, ya se han ido de nuestras manos, a las manos de otros o al vacío de un caos, provocado para sustraerte la voluntad, el deseo y hasta la vida.
Recuperar nuestra felicidad, tomar control de lo que la hace posible, reconocer y capturar, todos esos detalles que nos invitan al buen humor, la gratitud, la sonrisa, el saborear de lo bueno, disfrutar de los detalles, aromas, gustos, invitarse a la fiesta de la imaginación positiva, elevada, conectarnos con el presente, sin huir del nuevo amanecer, reinventar las caricias, adentrarse en las notas musicales de una canción, crear en tu mente el video de tu vida a full color, ser o no, quien quieres ser, lo que te gusta, te mueve y te lleva al encuentro con la mejor versión de ti, es una prioridad para este 2017, necesitas la felicidad para salir adelante, para generar los cambios que se necesitan, para sobrevivir a la insania mental de una Venezuela irreconocible, perdida en sus bases, para poder avanzar en los sinsabores de la precariedad mental, y estar bien, por encima de todo, superando los bajos, con altos de ánimo, las caídas, con golpes de altura, y la baja moral, con la entereza de sabernos dueños de nuestro destino y nuestra felicidad.
Feliz 2017