domingo, 16 de febrero de 2014

Culpabilidad original



Desde Adán y Eva la humanidad ha aprendido a vivir con el pecado original, el cual a mi modo de ver, más que una carga, es una forma de aceptar de manera humilde, que no eres divino, eres humano. Si bien es cierto que los mandamientos, es decir la ley de Dios, diferencian claramente lo que es un pecado y un pecador, la posibilidad del arrepentimiento y el perdón, conjugan una balanza portátil que algunos llevamos para diferenciar lo bueno de lo malo, lo justo e incluso lo imperdonable para sí mismo.
La ley del hombre es mucho más compleja, para ella no es suficiente diferenciar entre pecado capital y pecado mortal, las penas también son la diferencia, ya sea ojo por ojo, cortar la mano al supuesto ladrón, dejar libre a Barrabas, rendirle honores de estado a un dictador asesino, decretar que la inflación no existe, y la felicidad si, o lo que debes escuchar, estudiar, comer, que ideología debes tener, y si protestas exigiendo tus derechos, si los tienes o no.
Uno de los pasos más importantes en la evolución de la leyes, está establecida en la presunción de inocencia, la cual es una garantía consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos  y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sin embargo, personas y gobiernos de dudosa legitimidad - Legal o moral - pasan por encima de aquella base jurídica -Lo normal se entiende que está probado, lo anormal se prueba - afirmando siempre tener la verdad y que esto, por venir de ellos, no precisa de ser probado.
En Venezuela no basta con que la gente viva su propio toque de queda por temor a ser asesinado, ya sea por tener o no, que darle a las hordas que diezman a más de 23.000 personas al año, no basta con tener a la población en interminables colas para intentar comprar alimentos, que produciríamos, si no se destruyera cada día mas el aparato productivo y la economía, en nombre de una revolución que solo beneficia a gobiernos extranjeros.
En “La patria de Bolívar” cuando sales a la calle, los fiscales de transito están convencido de que eres culpable de no tener algún documento y te tratan como tal, las FAN te requisan buscado armas cual terrorista, aun a sabiendas que las tienen los colectivos armados, y las bandas de hampones ya identificadas y ubicadas, las policías no te ven como un ciudadano, te perciben como un posible delincuente, aunque a tu lado pase un motorizado armado, el cual ven como un colega del gobierno. En este país, si eres estudiante, o te están manipulando, o eres parte de una conspiración golpista, si eres ciudadano opositor, pasas a ser un apátrida, si te quejas del “Blackout” mediático o que están cerrando los medios escritos, eres parte del ataque de las corporaciones imperialistas, si quieres comprar más de dos Kg. de leche y los encuentras, estas desangrando la patria con el acaparamiento y si eres político  opositor, seguro en algún momento, serás terrorista, asesino, fascista - Aunque no seas gobierno -, aquí eres culpable, hasta de salir del país en vacaciones, y se necesitan más “Criminales” sobretodo opositores o productivos, si tienes porque produjiste, eres acaparador, si no tienes dólares para producir, estás haciendo boicot, si vendes para recuperar la inversión en inflación, eres usurero, si compraste en dólares y el gobierno no te los dio, eres un criminal financiero, no puedes reducir personal, porque para el gobierno, no existe razón para ello, todos los trabajadores son excelentes, así no tengas nada que vender.
En fin, por estas tierras donde se canta “Gloria al bravo pueblo” todos somos culpables de algo, al menos para el gobierno y si no lo eres aun, alguna ley en la Asamblea Nacional está lista por aprobarse. Es como si lleváramos a cuestas, desde hace más de 15 años una Culpabilidad original, ¿Y si esto es así? ¿Qué importa que protestes? ¿Qué importa que disientas y reclames? ¿A que tiene miedo un culpable, si ya lo es? Dios no baja del cielo cada año para cambiar sus leyes, porque, ¿Matar es malo no? No existe un parágrafo que diga: Matar con la mirada o asesinar con el pensamiento, aun si el que mata es aliado de quien acusa, es como dice la sabiduría popular urbana: El regaño es el mismo, si llegas a las 12 que si llegas a las tres de la mañana, solo que el regaño se aguanta y se pasa, pero una vida de culpabilidad no es justa y menos cuando el país se nos va de las manos.

sábado, 8 de febrero de 2014

La Guerra



Está obscuro, los cortes de energía, son cada vez  más constantes, afuera se escuchan los disparos, las comunicaciones están muy malas, los suministros fallan, mi medio de transporte está varado por falta de refacciones, cada vez que tratamos de organizarnos, el enemigo usa todo su poder para criminalizarnos y desarticularnos, su propaganda nos ataca por radio y televisión, ya no llegan noticias impresas, han cortado el ingreso del papel, para conseguir algo de lo poco que hay, la gente hace colas e incluso se pelean entre ellos por comida.
No hace mucho no habría creído que se venía una guerra y mucho menos quien sería el enemigo, había varios indicios de que algo se avecinaba, las muerte de más de 2000 venezolanos mensuales de manera violenta, a manos de quienes han aprendido que el enemigo hay que pulverizarlo, que quien no está conmigo, está contra mí, esos, que deshumanizan al contrincante, llamándolo escuálido, burgués, fascista, o conejo, ganado, esos a los que reconocen como buenandros, porque la moral no les permite otra cosa desde aquella frase en cadena nacional “Si yo tuviera hambre, también robaría” un hambre compleja que va desde hambre de poder, pasando por hambre de televisores, hasta llegar al punto, de tener hambre de lo que tienen los demás, de desearlo, de querer tomarlo. Como en toda guerra, ocupar espacios y despojar al enemigo de sus medios de vida, de su trabajo es parte de la estrategia, así como también destruir su moneda, su economía y su producción.
No lo habría visto, de no ser por su anuncio, “Hay una guerra económica” ¿Una guerra? ¿Económica? Me sentí como un soldado raso, como uno más de la tropa, de hecho los ataques también mataban gente, a los cuales despojaban de sus pertenencias, había secuestros, uno de los objetivos fue la salud, al punto que solo la magia aparecía las quimioterapias, el iodo radioactivo, los insumos de diálisis, la digoxina y pare de contar, el enemigo se planteo socavar la base de la educación, las universidades, satanizar a la iglesia, los efectos de la guerra estaban a la vista, como en todas, el mercado negro se apoderaba de todos los ámbitos, de los productos básicos, de las afeitadoras, el jabón, para obtener cualquier bien, de forma honesta, desde un vehículo hasta un cargador para un teléfono, hay que pasar por la mafia que esté de por medio.
Como en toda guerra, quienes pueden y quieren se van del territorio en conflicto, las personas abandonan sus trabajos u oficios, por el contrabando, el rebusque, por el trafico de productos, o sencillamente, venden a su país, poniéndose al servicio del enemigo, ya sea pensando en el beneficio propio o rogando que el mismo, le perdone su manera de vivir.
Hay quienes se enteran años después, que la guerra termino, como es el caso de los soldados japoneses Yoshio Yamakawa y Tsusuki Nakauchi los cuales se enteraron 60 años después, que la II guerra mundial había terminado, entregando sus armas y aceptando que el enemigo ya no existe.
Difícil y triste es no enterarse que la guerra comenzó, aun más cuando se está inmerso en ella, pero lo peligroso e inconcebible, es no reconocer al enemigo, aunque como se dijo en cadena nacional, hay que ponerle rostro al enemigo. La verdad es que muchos, de quienes estamos siendo atacados, conocemos los rostros de nuestros enemigos, el detalle está en quienes aun no los han reconocido, ¿Conoce usted alguno de ellos? Guerra avisada no mata ciudadano, a menos que no quiera ver.