martes, 21 de mayo de 2013

El espía que no amó



Mucho antes de cristo, doce siglos para ser exactos, tal como lo dice el antiguo testamento, Josué para conquistar a Jericó, envió a dos de sus hombres a espiar la ciudad, para luego de obtener la valiosa información, arrasar con la ciudad, en lo que podría describirse, como la primera acción de espionaje de la cual se tiene conocimiento escrito en la historia, pero eso de ser espía por encargo, no tiene nada que ver con el amor a esa poco reconocida profesión, porque el espía no nace, se hace, pero eso si con amor a la delación y el desarrollo profesional en todos sus niveles, porque todos podemos ser espías, pero no todos pueden ascender y cobrar por ello. Ni Ian Fleming podría haber imaginado cuando escribió el espía que me amó, que los espías tendrían que pasar tantos niveles y así convertirse para bien o para mal en un James Bond, o en alguna caricatura del mismo como ya ha ocurrido, propongo como estudio para futuros casos, esta clasificación según el desarrollo del espía en cuestión
Nivel rana blanca: Por este pasa casi todo el mundo, por ejemplo en la escuela, una maestra con cultura represiva asevera: Si no me dicen quien fue, no salen al recreo, por lo que bajo la presión de las débiles vejigas, se señala al culpable ganándose una precaria libertad y el favor del poder. Esto también sucede en la administración pública, acusando a otro de opositor.
Nivel sapo minero: - Todo el mundo la escucha pero no sabe dónde está - En este nivel se aprende a “Aconsejar” sobre peligros, situaciones incomodas, conspiraciones, y sobre todo a manejar medias verdades, por lo general se inculpa a una masa intangible o a un grupo sin identificación particular, buscando los favores de del poder, típico en el liceo. Profesor la gente no va a venir mañana, porque no han estudiado, lo mejor sería suspender el examen, porque están recogiendo firmas. Por lo general hasta este nivel llegan los chismosos y aduladores, que no pierden oportunidad de pasar por la muerte política de otro, para subsistir y verse bien.
Nivel serpiente: En este nivel no solo basta arrastrarse, hay que emponzoñar, manipular la verdad al punto de destruir al objetivo del día, sin importar que en el trayecto se venda el alma. – Y como buen marxista hay que callarse cuando así se requiera - Ya a este nivel, se cobra por espiar y destruir personas, se pasa a pensar que se está haciendo un bien mayor, empedrando el camino al objetivo, con los cadáveres morales de los “Enemigos”
Nivel sapo real o rana Goliat: No todos pueden llegar  a este nivel, aquí no basta con ser espía, hay que tener poder, comunicacional, de conexiones y de respuesta, hay que sentirse identificado con un proyecto, creerse dueño de la verdad y a su vez, tener la habilidad de prostituirse a intereses del poder, e interactuar como protagonistas en cada ámbito de la vida política, sirviendo como castigador y benefactor, logrando excitación y logro personal al hacerlo, uno de los ejemplos de este nivel es el Goebbles de la Alemania Nazi y sus once principios de la propaganda, que pasa por convertir al adversario en enemigo, acusar a este de los errores propios, el principio de la vulgarización, orquestación - Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad – y renovación, que no es más que dictar la agenda informativa y lanzar cortinas de humo en caso que sea preciso.
Y por último, el nivel más novedoso.
Nivel Mario Silva “El omnipresente”: A estas alturas solo se llega con la ayuda de un poder político mayor y el toque de sociópata necesario para creerse omnipresente - Solo así puede saber de todo y de todos - Llegar aquí significa que se ha cumplido con la exigencias de todos los  niveles anteriores, con el agravante de que su acción ha rebasado su sentido de patria, y los límites de la dignidad, al reportarle a un gobierno extranjero, y brindarle las cartas, para que este la juegue a su antojo para sus intereses.
La mayoría de los espías no solo lo hacen por el dinero; el cual debe ser importante, sino por una causa, por un interés mayor, por su país, por amor a su patria, claro está que siempre existen excepciones y este gobierno tiene una, tiene el espía que no amó.