Existe una especie de dispersión mental, en el colectivo nacional, que por estas épocas pre-electorales, se agiganta, ya sea por el estrés que produce la incertidumbre, o por la pasión con la que enfrentan sus conexiones emocionales, con quienes lideran o pretenden dirigir gran parte del futuro colectivo.
Este tipo de abstracción hace que el común de la gente esté pendiente de temas superficiales, de la noticia, del rumor, de lo in y de lo atroz.
Pero lo que no se debe permitir, es que con cada trapo rojo que de manera muy bien calculada se nos lanza, quienes estamos en la tarea de propiciar los valores de democracia, libertad, progreso y justicia, nos distraigamos de lo que debe ser nuestro norte: Las elecciones parlamentarias.
Es por esto que los candidatos, las organizaciones que los respaldan, los medios libres y los que motorizamos opinión, debemos crear unidades de respuesta en cada una de las regiones, que puedan capitalizar los errores y políticas descabelladas que se producen a cada hora, tomando posición e impulsando a los candidatos regionales, en sus ámbitos locales para captar a los ni-ni y los chavistas light, que cada día están menos convencidos de las bondades de un régimen, que aspira a ser tan eterno como su ineficacia. Por otro lado la dirigencia nacional debe crear equipos multidisciplinarios por área, que aborden los cinco principales temas de preocupación de los venezolanos, llevando un mensaje sólido, claro y entendible, haciendo énfasis a la realidad por estados, sectores poblacionales y niveles socioeconómicos. Las acciones deben estar dirigidas a los indecisos, los descontentos, los partidarios del régimen que apenas están abriendo los ojos, los opositores apáticos y decepcionados de los errores cometidos en el proceso de consenso.
En la medida que realicemos esta parte de la tarea, lo hagamos rápido, y nos mantengamos enfocados en la realidad, lograremos más que ganar,
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