sábado, 5 de junio de 2010

A ponerse el turbante

En 1469 la unión de Isabel de Castilla y el Rey Fernando de Aragón, permitió una campaña llamada por algunos la reconquista, que culmino con la captura en 1492, de la última fortaleza de los moros en la península ibérica, obligándolos de una manera definitiva a abandonar España. Mucho se ha hablado de las implicaciones que esto dibujo en el mundo hacia el futuro, la extensión del cristianismo hacia las Américas, e incluso de cómo en vez de colon , alguien de origen árabe, fuera el protagonista de los libros de historia, como el que propicio el encuentro con nuestros indigenas. El hecho está en que una cultura tan rica como la del mundo árabe para su época, definitivamente hubiese cambiado el curso de la historia al llegar a nuestras costas, pero también la manera de concebir el poder y de regir nuestras vidas, ya que sus esquemas abarcan desde un liderazgo religioso, que se fusiona con lo político como en el caso de Irán, pasando por la autocracia pura y dogmatica que oprime sin diferenciación como el Talibán, hasta el imperio de la familia real Saudita donde llevar unos genes reales te colocan por encima de cualquiera, desde el mismo día del nacimiento. Se debe recordar que no todo árabe es musulmán, también los hay cristianos, ortodoxos y judíos, pero el hecho es que en occidente se ha generalizado, llegando al extremo de impulsar crímenes de odio, muy aparte, en el otro extremo nosotros los occidentales o los que no compartimos su fe, podemos pasar a ser infieles y enemigos de su religión para siempre.

Un hecho que permite cierta aceptación entre los musulmanes, es la conversión al islam, personalidades como Malcon X, deportistas como Mohamed Ali, y artistas de la talla de Cat Stevens, se convirtieron expresando razones que no buscaban publicidad, poder o reconocimiento. Pero es de estudiar las posiciones que adoptan algunos políticos, colocándolos al borde de una conversión al islam estratégica y calculada, gracias a los siguientes pensamientos, con los cuales coinciden. Por ejemplo:

El liderazgo espiritual de un pueblo, es también político y es de por vida. La familia del líder es una casta intocable y hereda el poder. El pueblo está destinado a recibir las órdenes de su gobernante, so pena de ser acusado y juzgado, por cualquier delito creado para tal fin. Hay que arrasar con el enemigo, este no debería existir, y existe un llamado para tal fin. Todos deben creer ciegamente lo que dice el líder, ya que de lo contrario se es infiel. Los enemigos son los países infieles, estos ya están identificados, y se atacan constantemente.

¿Qué pasaría si se da este paso a la conversión? ¿Si de repente el líder recibe “un llamado que le hace ver las cosas de otra manera”? ¿Veríamos a diputados y funcionarios, orando hacia la meca? ¿ataviados de turbantes y burkas? O sencillamente en vez de franelas rojas, se verían los turbantes. Para los Sikhs llevarlo no significa que son árabes o musulmanes, pero aquí seria un símbolo más para complacer al líder. Claro está, si la mayoría lo permitiera, si no hay conciencia, habría que ponerse el turbante.

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