María era una mujer decente que respetaba a todos y en particular a sus vecinos, hija de una familia humilde pero trabajadora, su padre obrero del petróleo, su madre maestra de una escuela rural, le dio las herramientas para salir adelante y sobretodo le enseño a soñar. Si algo estaba claro en la mente de maría era que, no por venir de una casa humilde, sus posibilidades en la vida estarían limitadas, las oportunidades para quien estudiara y deseara trabajar duro en un país libre eran inmensas. Si hubiese nacido diez años antes quizás llevara como nombre Democracia ó libertad, pero con veinte años y una maleta llena de esperanzas, ir a estudiar en la universidad era la vía que quería seguir. Allí encontró lecturas que iban desde la teología de la liberación, hasta los postulados de Marx, mantuvo una relación con un gocho que caminaba como nadie, aunque rápidamente sintió que él se distanciaba de ella, con sus ideas modernas y ansias de ser mucho más de lo que podía entender, de hecho se lo hizo saber con apenas 25 días de estar con él, fracturando una relación que no entendió y la hizo vulnerable.
La vida continuaba y el no ser la mejor de su clase, se compensaba con su interés por los derechos humanos, la ecología y la defensa de los valores universitarios. Pero algo la despertó de su normalidad, alguien desconocido irrumpió violentamente en su vida, dejando una frase que luego la motivaría de una manera diferente - Por ahora... –.
Muy pronto el gocho la desilusiono, al descubrir que le regalaba dinero a una mujer nicaragüense a sus espaldas, entonces se dejo llevar por lo que le decían la gente,- esa suerte de chiripero etéreo- que afirmaba que se podían cambiar las cosas, que lo que se necesitaba era una convergencia de voluntades, con el tiempo se profundizo su descontento al ver las soluciones, pero no poder realizarlas, ya que no se contaba con el dinero suficiente para tenerlas, y nadie tomaba la decisión de ayudarla.
María decepcionada e ingenua, con una caja de ilusiones a medio llenar, empezó a sentir un calor a su oído, un hombre que se presento ante ella como visionario y sencillo, ya no era un desconocido quien le hablaba, era alguien que vería como un igual, su uniforme añadía a su imagen de luchador, algo que la conectaba y la llevaría a creer de nuevo, en que si era posible tener una vida mejor, y por supuesto sacar de su vida a todos aquellos que por su bien ó no la hicieron sufrir.
El se ofreció como un amigo que la cuidaría, que estaría pendiente de evitar y castigar a quienes se atreviesen a tocar sus riquezas, le daría la libertad de elegir a sus amigos, sería el primer promotor para ayudarle a conseguir una casa digna, sus palabras siempre llenas de respeto estarían por encima de cualquier diferencia y por encima de todo no la obligaría a nada más que a sus deberes, haciéndose a un lado si sus consejos no resultaran los mejores, ante todo este mar de felicidad María, en contra de lo que le decían algunos - que no veían todo su potencial-, se enamoro ciegamente, le dio una chequera firmada y en blanco, del banco constituyente, que aun está pagando.
Si a María la engañaron, nunca le hicieron su casa, vive arrimada a la desesperanza con miedo a la inseguridad de sus calles, el dinero que era para ella no fue a parar a manos de otra mujer, hoy lo disfrutan todos sus amigos extranjeros, que como él también engañan o otras Marías, todos hacen fiesta en el rancho alquilado de maría, pero como la fiesta es larga y dispendiosa tomar prestado las casas ajenas -con todo incluido y para siempre- le parece justo, porque todo es de todos, ya no le importa que sus consejos sean buenos ó no, María debe seguirlos cual orden estratégica, dejándole saber cuando quiere, que solo él tiene la razón y contradecirlo es una ofensa su amor , y toda ofensa debe ser castigada.
Hay María, que dolor verte así, como te engañan, abre los ojos, escucha, no te dejes llevar por lo que alguna vez sentiste, ve la realidad, la chequera se acabo, la fiesta continua y quiere pedirte que le des un poder, para poder seguir…, tu sabes, vamos no te deprimas, tus hijos te lo claman, juntos como familia se puede salir adelante, no esperes a que el maltrato sea irreversible, recuerdan los hombres pasan, pero las verdades quedan.
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